Raffaello Sanzio, también conocido como Rafael de Urbino o, simplemente, como Rafael fue un pintor y arquitecto italiano del Alto Renacimiento.
Además de su labor pictórica, que sería admirada e imitada durante
siglos, realizó importantes aportes en la arquitectura y, como inspector
de antigüedades, se interesó en el estudio y conservación de los
vestigios grecorromanos.
Hijo de un pintor de modesta relevancia, fue considerado un niño prodigio por su precoz habilidad y al quedar huérfano se formó en los talleres de varios artistas de prestigio.
Nació en Viernes Santo y falleció en esta misma festividad el día que cumplió 37 años. Fue un artista muy productivo, en parte gracias a que dirigió un taller conformado por numerosos colaboradores,
y, a pesar de su muerte prematura, dejó una extensa obra que en gran
parte aún se conserva. La mayor parte de su trabajo está alojado en los Museos Vaticanos, ya que decoró con frescos las habitaciones conocidas como las Estancias de Rafael, el principal encargo de su carrera, que quedó sin terminar a causa de su muerte y fue completado por ayudantes.
Su primera obra documentada fue el Retablo Baronci —aunque hay una controversia con La resurrección de Cristo
que fue realizada entre los años 1499 y 1501— para la Iglesia de San
Nicolás de Tolentino en Città di Castello, una ciudad a medio camino
entre Perugia y Urbino.
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